jueves, mayo 30, 2013

Fantasmagórico (1982) y El reino de los infiernos (1983), de Lou Carrigan


La verdad es que la lectura de Fantasmagórico (1982) de Lou Carrigan (Antonio Vera Ramírez) ha supuesto todo un placer. Quizá debido a que se trata de un bolsilibro publicado en la colección Selección Terror Extra, lo cual implica que dispone del doble de páginas que un volumen normal, Carrigan tiene tiempo de sobra para plantear con tranquilidad su trama fantástica, sin precipitarse en ningún momento pero tampoco sin demorarse o alargar inútilmente su historia. Se sirve de una construcción clásica en lo que respecta al relato de fantasmas, esto es, buscando más efecto en la atmósfera de la narración y en su tono espectral antes que sorprendernos a golpe de martillo sanguinolento o sustos de caseta de feria. Aunque alguno hay, no desmerece el resultado pues Carrigan dosifica con inteligencia y no satura al lector. Eso sí, esto no impide que este relato de espectros vengadores derive en un final granguiñolesco tan divertido como salvajemente gore.

En el pueblecito de Yellow Pine se están sucediendo extraños acontecimientos que tienen aterrorizada a su exigua población. Nada más y nada menos que un fantasma que  se dedica a meter miedo a todos. Eso al principio, porque pronto se las apañará para matar sin compasión y de manera poco espiritual a algunos miembros de la comunidad. Carrigan mantiene una magnífica atmósfera de misterio en un pueblo que asemeja ser una habitación cerrada. Había momentos en que llegué a pensar que la historia versaba sobre un pueblo habitado por espectros debido a la forma en que muestra la conducta de los habitantes de ese pueblo de sempiternas calles vacías, consumidas por el miedo y la niebla. El joven Adam Crane llega a la población por invitación de una joven a la que ha conocido por un anuncio de contactos en el periódico. Es acogido con la habitual poca simpatía de los lugareños, exacerbada además porque cuando Crane explica a quién ha venido a visitar le explican que la joven Pamela Hereford, su amor en ciernes, murió hace ya dos años. Un punto de partida excelente que Carrigan sabe aprovechar con acierto.

Si toda la atmósfera de angustia y opresión provocadas por el agresivo fantasma están muy bien reflejadas en la novela, no ocurre lo mismo con las apariciones espectrales, algo mecánicas y rudas. Apenas hay preparación y Carrigan nos las lanza a la cara casi sin tomarse el precioso tiempo de irnos preparando el terreno. Es una pena porque esto provoca que el relato pierda fuerza, aunque tampoco lo hunde. Solo es que uno lamenta que estando el tono general tan bien conseguido Carrigan no se muestre tan fino en lo particular. Pero no nos quejemos demasiado: Fantasmagórico es un excelente bolsilibro teniendo siempre en cuenta sus modestas pretensiones. Y, como ya dije, el final es todo un carnaval bestiajo y además está repleto de sorpresas a porrillo. Mantiene ese humor típico de sus novelas, aunque en esta ocasión sabe contenerse cuidando de no romper el ambiente fantasmal con diálogos demasiado chistosos, aunque algo de su chispa permanece. También esto estalla en el desenlace, donde uno es capaz de oír las carcajadas de Carrigan mientras va desmadejando horror tras horror y barbaridad tras barbaridad. Queda así una novela muy entretenida, con buenos momentos aislados pero del que lo más destacable sería esa atmósfera de pavor irrefrenable que se va adueñando de todo un pueblo y lo mantiene suspendido en el horror.

El reino de los infiernos (1983) no está tan conseguida, aunque el tono delirante y su desarrollo algo loco consigue mantenernos interesados. Se trata más de una aventura a la manera de las del agente 007, en el puro estilo James Bond contra el Doctor No. El líder de una no sabemos si siniestra o chiripitifláutica secta, Arcangélico, está decidido a destruir el mundo activando todos los volcanes de la Tierra, una idea tan desatinada que resulta, negádmelo si os atrevéis, simpática. Es la destrucción total o pagar cientos de millones de dólares al malvado Fu Manchú de turno.

Una novela muy divertida, eso sí, sobre todo en los diálogos que mantienen la pareja protagonista, que son chispeantes, rápidos y vivaces, como es habitual en Carrigan. La trama no deja de ser una chorrada, aunque ese infierno de pacotilla, con el remate en ese Infierno Permanente de imposible nombre (¿cuándo el infierno bíblico ha sido a ratos?) que más asemeja una atracción de feria y sus torturas de festival gore están contadas siempre manteniendo ese equilibrio raro entre horror y humor que, también, es tan propio del autor. No es una de las mejores obras que he leído de Lou Carrigan, pero no deja de ser un buen y entretenido Carrigan. Solo falla el argumento, la historia que nos narra, la cual hubiera sido deseable que hubiera tenido un poco más de enjundia. No es una falta grave. Ni tampoco le podemos exigir más.


CARRIGAN, Lou. Fantasmagórico. Ilustración de portada: Sommer. Barcelona: Bruguera, 1982. 190 p. Bolsilibros Bruguera, Selección Terror Extra; 4. ISBN 84-02-08799-X.


CARRIGAN, Lou. El reino de los infiernos. Barcelona: Bruguera, 1983. 96 p. Bolsilibros Bruguera, Selección Terror; 554. ISBN 84-02-02506-4. 

6 comentarios:

Tio Antonio dijo...

Ese autor me suena de mucho. Cuando estaba en la mili, mi madre me compraba libritos de ese tipo. También recuerod que había unos de los "cuatro karatekas" que se dedicaban a desfacer entuertos. Alguno que otro, pero pocos, de Marcial Lafuente Estefanía, y Keith Luger.

Eso, por no ocntar con la saga de los Aznar. Mucho me entretuvieron esos libros de bolsillo. Qué gratos recuerdos.

Saludos.

Llosef dijo...

¡Hola Tío Antonio! Había bolsilibros de todas las temáticas. Y la verdad es que esos de karatekas siempre me han llamado la atención, más que nada porque en esa época, finales de los 70 y primeros 80, se pusieron de moda las películas de kung-fú y hala, ellas también tendrían su reflejo en este tipo de literatura. Y de la saga de los Aznar qué vamos a decir: una saga de ciencia ficción que el tiempo ha convertido en clásica. Quizás algo mitificada en exceso, pero su carácter de única en nuestro país garbancero la hace simpática casi a la fuerza...

Unknown dijo...

chungos de pillar, los vengo buscando hace tiempo!

Gracias por sacarlos del baúl!!!

Llosef dijo...

¡Hola Unknown! Casi todos los bolsilibros que he comentado en "La décima víctima" son originales, son muy pocos los que he conseguido por descarga en la red. Estos dos pertenecen a este último grupo, así que si buscas quizá des con ellos sin mucha dificultad. Siempre que no te importe demasiado leerlos en un formato que no sea el original, claro. A mí no me gusta nada, pero si no hay otra forma...

¡Saludos, y gracias por comentar!

Ari S. dijo...

gracias por las reseñas de bolsilibros para aquellos que no podemos conseguirlas!

Llosef dijo...

¡Hola Ari! Gracias por comentar. La verdad es que estos dos bolsilibros los tengo en formato digital. Están fáciles de encontrar en la red.

También para ti, Unknown: si tenéis problemas en localizarlos, escribidme al correo electrónico que está en la parte superior derecha de la página y os los paso sin problemas. Es un rollo leerlos así, pero como ya he dicho, si no hay otra forma...

¡Saludos!