miércoles, abril 28, 2010

La décima víctima en la radio # 06: William Hope Hodgson



AQUÍ (pulsar botón derecho del ratón y guardar como) Duración: 15' 50''

podéis escuchar la sexta entrega, emitida el 27 de abril de 2010, de la sección de literatura espectral La décima víctima en el programa de Canal Extremadura Radio Los dos de la tarde, dirigido y presentado por los piratas Carlos Macías y Kanuto. En el tramo final del programa tendréis la oportunidad de surcar las siniestras aguas dominadas por el inmenso WILLIAM HOPE HODGSON.

Sus historias de terror ambientadas en el mar no tienen parangón en la historia de la literatura. Su novela La casa en el confín de la tierra quizá sea la obra maestra del horror cósmico, la cúspide de toda una forma de narrar acerca de la angustia, el aislamiento y la soledad, los grandes temas de la literatura de terror cuando ésta se expresa sin cortapisas nacidas de la convención, un libro que supuso para este espectro descarnado que aquí escribe una experiencia única. ¡Y salen monstruos bien feotes!


(La ilustración es del dibujante Philippe Druillet, adaptando a Hodgson en el año 1971. Podéis ver más maravillosas ilustraciones hodgsonianas de este grande del cómic francés aquí).

lunes, abril 26, 2010

Lamentarás haber nacido, de Ada Coretti (1985)


Un pintor atormentado por su obra, el retrato de una bella mujer que escapa, de manera literal, del lienzo y lo sume en una crisis nerviosa que lo lleva al borde de la locura. Desquiciado, fuera de sí, pide ayuda a un amigo, un detective privado, para que lo ayude. Tal es el punto de partida de esta novelita de Ada Coretti, seudónimo bajo el cual se oculta para escribir exclusivamente obras de terror la autora Isabel Irigaray. No nos sorprende que lo haga, la verdad.

Pero bueno, no seré malo y despiadado como reclama mi instinto. A fin de cuentas, sabía dónde me metía cuando empecé a leer esta farragosa novela de bolsilibro. Porque lo peor no es lo horrible de sus formas, la precipitación y las maneras algo burdas se dan por supuestas, sino su torpeza tan desarmante como imposible de defender. Si al menos se mostrara salvaje, si de alguna inusitada página surgiera un instante de terror, prestos correríamos a soltar una palabra amable. Y una soltaré, sí, porque esa página existe, pero en conjunto Lamentarás haber nacido resulta feble e inconsistente.

El problema infranqueable de su estilo no se ve recompensado por la fuerza de la narración o por un argumento delirante y locuelo que nos arrastre. Porque en realidad la Coretti se desmarca con una narración detectivesca de lo más chusco y predecible. ¡Demonios! Si al final hasta reúne a todos los sospechosos en una misma habitación para que el culpable se delate… El truco del cuadro deviene en su explicación una tontería casi diría que dolorosa, y las razones que mueven al asesino a cometer los crímenes incitan a que nos llevemos las manos al rostro clamando a Cthulhu por nuestra estupidez. Pero…

¡Ay! Amigos, y confieso mi estulticia y mi poco criterio, pero en el tramo final del relato Ada Coretti nos guarda una sorpresita. Vale, se adivina casi desde el principio, pero todo se ha desarrollado de forma tan aburrida que no por esperado deja de sorprender. Y es que, uno es así, no puedo evitar comentar que dicha sorpresa, macabra y retorcida, es lo que finalmente ha hecho que no deje de mirar este libro con una distante simpatía. Dadme un ataúd, dadme un cadáver, dadme un hálito de vida dentro de esa caja junto a la muerta, unos ojos que se abren y descubren junto a sí el fruto de sus crímenes a varios metros bajo tierra, compañeras ahora en la eternidad de las sombras y la muerte, víctima y verdugo compartiendo la angustia de un destino maldito, y ya me doy por satisfecho. Poe dejó su huella.

CORETTI, Ada. Lamentarás haber nacido. Barcelona: Bruguera, 1985. 91 p. Selección Terror; 612. ISBN 84-02-02506-4.

miércoles, abril 21, 2010

La décima víctima en la radio # 05: Maurice Renard


¿Habéis sufrido alguna vez migrañas, mareos, dolores tales que pensabais que vuestra cabeza reventaría como un melón maduro recibiendo una patada, o bien que vuestras sienes martilleaban siguiendo el rítmico sonido de un tambor en Semana Santa? ¡Bah! Fruslerías, naderías, tontunas. ¿Que la cabeza habitualmente se os va como a nuestro héroe del espacio Hal 9000? ¡Ay, ay! ¿Y no sabéis por qué? ¡¡¡Pues se acabaron vuestros problemas!!!

AQUÍ (pulsar botón derecho del ratón y guardar como) Duración: 15' 11''

en la quinta entrega, emitida el 20 de abril de 2010, de la sección de literatura enajenada La décima víctima en el programa de Canal Extremadura Radio Los dos de la tarde, dirigido y presentado por los doctores locos Carlos Macías y Kanuto, encontraréis todas las respuestas. En el tramo final del programa, el extravagante y genial Maurice Renard será nuestro guía en este descenso a lo más profundo de nuestros cerebros. Siguiendo la senda de H. G. Wells y allanando el camino para Adolfo Bioy Casares, el genial francés está listo para la trepanación. Poned vuestra materia gris a buen recaudo. En caso contrario, lo hará él…

martes, abril 20, 2010

La casa hecha con sangre, de Clark Carrados (1979)

Clark Carrados es uno de los muchos seudónimos utilizados por el escritor Luis García Lecha, un todo terreno del bolsilibro curtido en todos los géneros imaginables (bueno, si le echáis mucha imaginación igual dais con alguno que no ha tocado, pero creo que me explico, ¿no?), siempre eficaz, de un estilo cuando menos eficiente y en ocasiones más elaborado y creativo que el resto de sus compañeros facturadores de novelas de a duro. Como anécdota, me gustaría tan sólo mencionar el que a mi gusto es su mejor sobrenombre: Louis G. Milk. Igual no, igual le pareció lo más normal, pero no puedo dejar de pensar en lo que este hombre tal vez se riera la primera que viera su nombre anglosajonizado de manera tal adornando la portada de un libro.

En La casa hecha con sangre Carrados demuestra su oficio. Si bien en esta ocasión no pasa de ahí. La historia de una maldición que pesa sobre una mansión sureña, levantada piedra a piedra con la sangre derramada de los esclavos que en ella trabajaron, no tiene la fuerza suficiente, se mezclan en ella demasiadas cosas. Tenemos a cinco descendientes de los cinco dueños (¡cinco dueños al mismo tiempo!) de la mansión, reunidos en ella debido a la conmemoración de los 150 años transcurridos desde su construcción, fecha que coincide, así es la vida, con la de la ejecución de la mentada maldición. Sobre cada uno de ellos caerá, se presupone, una muerte que se corresponderá con la manera particular en que cada ancestro torturaba y mataba a los esclavos negros. Así se sucederán ahorcamientos, despellejamientos a latigazos, cocodrilos alimentados por suculentos cuerpos, ahora de blancos, y otras lindezas que nos mantendrán al menos interesados en seguir leyendo. Pero es más lo prometido, o lo que esperamos en nuestros cerebros enfermos, que lo que el bueno de Carrados, un escritor que apuesta más por las relaciones entre personajes que por detenerse en detalles escabrosos, termina por ofrecer.

Y es que todo parece funcionar, como se suele decir, a medio gas. Las escenas más violentas o no son descritas, sólo asistimos a su resultado, o bien lo son pero sin detenerse mucho en ellas. Carrados pasa veloz por los momentos supuestamente más aterradores. Así también con las apariciones entre fantasmales y zombificadas del negro Hombo, brazo ejecutor de la venganza secular, que carecen de atmósfera y parecen incluidas porque, en fin, se trata de una novela de terror y algo como de miedo hay que poner.

Sin embargo, sí que se toma su tiempo y se demora en mostrarnos el carácter degenerado y decadente de esos familiares, de esos descendientes de ancestros tocados por el mal, dejando claro que el estigma de la maldad se hereda, nos viene dado por la sangre. Tal que una novela de Nathaniel Hawthorne. Y, en fin, la esencia del cristianismo, que nos considera pecadores nada más nacer; de ahí el bautismo, para purificarnos. Como la SGAE y el impuesto sobre los cedés y deuvedeses vírgenes, para que quede más claro el concepto, que nos considera ladrones a todos y por eso nos hace pagar.

Pero incluso con este cuidado, Carrados cae en un exceso de contención. Como corresponde a la maldad según cánones estandarizados por la sociedad, y las novelas y películas que la reflejan o al menos lo intentan, cuando ésta es mostrada en las mujeres pues, ya sabéis, indefectiblemente muestran un carácter rijoso que suele ser más habitual en los hombres. Aquí, las féminas muestran una facilidad para encamarse con el primero que pillan sorprendente, en parte por incluir unas gotas de erotismo para ponerle una sonrisilla en el rostro al lector masculino, en parte porque así se nos indica cuáles de ellas portan el gen del mal. Pero incluso aquí vence la contención, y todas las escenas quedan a medias: el pobre protagonista nunca en su vida habrá tenido tantas oportunidades de llevarse chicas a la cama y quedarse apagando velas. Con la moralidad arcaica que a veces muestra el género (algo aplicable a la mayoría de bolsilibros, no olvidemos que ofrecen lo que el lector medio quiere leer), el protagonista masculino se preservará para la protagonista femenina, ésta sí recatada y decente, aunque sensual hasta el mareo. Esa imagen tan machista de que una buena mujer es la que parece una puta pero no lo es. Las malas lo parecen y lo son. Sin embargo, el prota va de una a otra mostrando una debilidad desarmante, aunque más cegado por la debilidad transitoria que por maldad: las que tientan son ellas. En fin, el lector se identificará fácilmente con él. El lector idiota, quiero decir.

En conjunto, vence el aburrimiento a cualquier otra sensación. No se abandona la lectura, pero es que tampoco da tiempo a ello. Y pese a que el sanguinolento desenlace lo único que parece contar es lo poco a gusto que se sentía Carrados describiendo este tipo de escenas, hay que reconocerle el oficio y el mérito de lograr transmitir, aunque sea en breves momentos, cierto aire malsano, corrupto y enfermizo, acorde con la ciénaga en la que parece haberse estancado la atmósfera de la mansión ancestral que domina la historia.

CARRADOS, Clark. La casa hecha con sangre. Ilustración de portada: Desilo. Barcelona: Bruguera, 1979. 95 p. Selección Terror; 331. ISBN 84-02-02506-4.

jueves, abril 15, 2010

La décima víctima en la radio # 04: George H. White





Cuarta entrega, emitida el 13 de abril de 2010, de la sección de literatura marciana La décima víctima en el programa de Canal Extremadura Radio Los dos de la tarde, dirigido y presentado por los alienígenas Carlos Macías y Kanuto. En esta ocasión, el protagonista fue el intergaláctico George H. White (Pascual Enguídanos Usach) y su Saga de los Aznar.

AQUÍ (pulsar botón derecho del ratón y guardar como) Duración: 14' 35''

podéis descargar la sección del programa. Como siempre, se escuchará la sintonía del Doctor Who invadiendo las ondas.





En esta ocasión comento dos páginas web en las cuales ampliar información sobre el gran George H. White, las cuales os facilito aquí: el Sitio de Ciencia-Ficción y, dentro de la misma, el impresionante trabajo de José Carlos Canalda dedicado a la Saga.





Y, cómo no, también hay unas palabras de admiración para el enorme José Luis Macías, el ilustrador de la Saga de los Aznar. Él, verdaderamente, no era de este planeta.





martes, abril 13, 2010

La décima víctima en la radio # 03: el círculo de Lovecraft


Degustamos el horror caído de lo más oscuro y profundo de los cielos en la tercera entrega de mis colaboraciones semanales en el programa de Canal Extremadura Radio Los dos de la tarde, dirigido y presentado por esas criaturas abisales que son Carlos Macías y Kanuto.


AQUÍ (pulsar botón derecho del ratón y guardar como) Duración: 15' 39''


podréis escuchar el tercer capítulo de esta saga macabra, emitido el 6 de abril de 2010, dedicado al círculo de escritores relacionados con H. P. Lovecraft tanto por la idea de horror cósmico como por los mitos de Cthulhu. Sus predecesores, los coetáneos y sus continuadores. Todo un compendio de terror ictiológico en boca de tres criaturas realmente aberrantes: el delirio de Lovecraft hecho carne. Perdón: pescado.

domingo, abril 11, 2010

Boda de ultratumba, de Curtis Garland (1985)


El disoluto millonario Desmond Doyle ha dilapidado su fortuna. Arruinado, abandonado por su novia, perseguido por multitud de acreedores y consciente, aunque tarde, de la descomposición moral en la que lo ha sumido una vida de vicio, decide poner fin a su vida. Así que ahí lo vemos, pistola en mano apuntando a su sien, frente a la chimenea de una mansión que dentro de poco no le pertenecerá, rodeado de libros que suponemos no ha tenido tiempo de leer pues nuestro amigo se ha pasado toda su vida sin trabajar, forrado de pasta, bebiendo, chingando, haciendo el salvaje y, bueno, jeje, dedicándose a esas cosas con las que soñamos todos y sólo unos pocos hacen. Justo cuando va a apretar el gatillo llaman a la puerta. ¡Qué inoportuno! Pero el disparo puede esperar, a lo mejor no estaba tan desesperado, ¿no?, y el tío va y deja la pistola y sale a abrir la puerta. ¡Vaya tipo! A mi casa llaman y como no esté esperando a alguien no abro. Pero bueno, no soy un millonario aventurero y solicitado por todos. Sigamos. Desmond abre la puerta y se encuentra allí con un tipo todo de negro, escuálido, de rasgos angulosos y siniestro de libro. Vamos, el mismísimo enviado de la muerte si a la postre no resultara que no tiene nada que ver con ella. Sólo es ambientación. Sólo así se explica que lo sepa todo de nuestro protagonista, incluso que estaba a punto de pegarse un tiro, aunque más adelante esto ni se explica porque… Exacto, no hay explicación. Sólo se trata de un truquillo pa ambientar. Pero bueno, Garland narra con sencillez y el lugar común le ayuda a que nos traguemos la historia con poca resistencia. El tío siniestro (que en realidad es una buena persona, el pobre todo lo hace por el bien de su sobrina, pero no interesa contar esto al principio porque entonces no hay así como ambiente de terror sobrenatural) le hace una propuesta increíble: le dará un montón de pasta si se casa esa misma noche. Y más dinero todavía si pasa la noche de bodas con la que será su mujer. Sólo una noche, y después podrá largarse y no volver a verla nunca más. ¡Ostras! ¿Por qué estas cosas les pasan a esos cabrones de millonarios? En fin, a lo mejor tendría que abrir mi puerta cuando llaman… Pero divago. La cosa es que a nuestro hombre lo van a casar esa misma noche, sin dilación, con una muerta. Pero ya mismo, nada de pensárselo. Como Desmond está apuradillo, y a pesar de que se quería pegar un tiro, la perspectiva de conseguir salir de todas sus trampas en una sola noche lo anima a vivir. Aunque sea al lado de una muerta. Y así comienza esta aventura macabra.

¡Buf! Pese a que en algunos momentos resulta de una ingenuidad desarmante, y que lo del tipo siniestro es un truquito de la más baja ralea, hay que reconocer que Curtis Garland (Juan Gallardo Muñoz es su nombre verdadero: si queréis saber más sobre sus otros seudónimos, su ingente obra, qué demonios está haciendo ahora y demás, os recomiendo el gran artículo de José Carlos Canalda que podréis leer si lleváis la flechita hasta AQUÍ y oprimís el botón derecho de vuestro ratón) imprime fuerza y convicción en estos primeros capítulos de su novela Boda de ultratumba, título magnífico que, soy así, a mí ya me ganaba antes de empezar siquiera a leer. Novela de bolsilibro, novela de a duro (aunque ésta costaba 75 pesetas de la época), el pulp patrio, en fin, como queráis llamarla, padece todas las carencias de este tipo de novelas: rapidez en su ejecución, estilo apresurado, mucho diálogo y poca, siendo amables, descripción. Pero ojo: Garland supera la media, y pese a que en el tramo final la novela pierde fuelle, su arranque es muy bueno, en especial los momentos que dedica a describir la macabra boda y la noche nupcial con la desposada cadáver. Dos momentos francamente conseguidos, enfermizos y angustiosos, sí que es verdad que sin resultar algo espectacular, pero plenos de atmósfera terrorífica.

Garland se permite además referencias continuas a Poe, en una ocasión citando directamente su relato El entierro prematuro, buscando una referencia externa de temática obsesiva y enferma que le ayude a meter al lector con rapidez en su trama, y también a El retrato de Dorian Gray, de Oscar Wilde, como apoyo para su descripción del estado al que ha llegado su protagonista. Pequeña piedra de toque ésta para empujarnos a comprender con mayor rapidez el carácter depravado de Desmond antes de la aterradora noche de bodas que lo cambiará para siempre. El lector habitual de novela popular quizá no tenga ni repajolera idea de quiénes sean estos Poe y Wilde, pero honra a Garland que considere que sí que lo saben.

Como he comentado, la noche que Desmond debe pasar con la esposa muerta da lugar a las mejores páginas de la novela. No llega a resultar necrófila, que tan lejos no se podía ir, pero el horror de permanecer junto a un cadáver toda una noche está reflejado con verdadero nervio macabro.

Lástima que la trama no deje de ser en el fondo una intriga criminal que gira alrededor de una herencia, con una intervención sobrenatural en su desenlace digna del más vetusto gran guiñol que resulta del todo ridícula, como poco, pero la historia se ha desarrollado con interés, manteniendo el misterio del porqué de tan mórbida boda de manera muy efectiva. Cuando llegan las explicaciones, nos importan un rábano, eso por descontado. Preferimos la gota de sudor en la frente provocada por el miedo, la angustia ante la visión de un cuerpo muerto que parece respirar, el sonido habitual de un crujido que en la noche se amplifica y está preñado de terror. Lo demás, como si no existiera.

GARLAND, Curtis. Boda de ultratumba. Ilustración de portada: Prieto. Barcelona: Ediciones Forum, Editorial Delta, 1985. 96 p. Serie terror thanatos; 15. ISBN 84-7598-088-0.

domingo, abril 04, 2010

Harry Stephen Keeler en los periódicos, y más allá...




Mariano García, periodista y miembro de la Harry Stephen Keeler Society, publicó el pasado 26 de febrero en el Heraldo de Aragón un magnífico artículo dedicado a nuestro admirado escritor, sin duda uno de los más extraños, parafraseando el título, del mundo. Pinchando sobre las imágenes podréis verlo en tamaño grande para leerlo con comodidad, si así os place.

Por supuesto, también os recomiendo encarecidamente que, si tenéis interés por este escritor, no dejéis de visitar la grandiosa página de Richard Polt dedicada a él. Es la que un poquito más arriba os he enlazado, la de la Harry Stephen Keeler Society. Está en inglés, pero no seáis vagos y no perdáis la oportunidad de disfrutar de su enorme trabajo de recuperación: cientos de portadas de todas las ediciones de libros de Keeler de todos los países en que fue publicado, un generador de tramas a la Keeler, artículos, fotografías... En fin, el paraíso del keeleriano de pro. También podréis acceder a su boletín dedicado a Keeler, el Keeler News, de forma absolutamente gratuita. En su último número, el 74, se incluye, en inglés, la historieta que escribí para Fermín Solís adaptando un relato del maestro, La extraña historia del dólar de John Jones, traducida por el mismo Richard Polt (¡¡infinitas gracias, Richard!!).

Tampoco podéis dejar de visitar los dos artículos que circulan en español por la red del gran Alberto Sobórnez, también miembro de la HSKS (Mariano García, Sobórnez y un servidor somos tres de los cinco españoles miembros, aunque creo que ahora se ha sumado alguno más...), que suponen la mejor manera de acercarse a Keeler que podáis imaginar. Podéis leer uno cortito AQUÍ, y otro más extenso, una verdadera delicia, AQUÍ.